poema para el chico Carradine
Aletea
no reconoce la niebla como suya
tiene los ojos abiertos
desgreñados
Cordial
purificada, nuestra ofrenda
son espadas risueñas
como dientes
han de extraviarle
del agua, de la carne
desprenderle
de la aurora dislocada
cortésmente
se lo digo
los inmolados aquí
albergan prados
que muchos fueron tras él
que corrieron
pero no le alcanzaron
para que de aquí a la eternidad
no ande entristecido
*
del agua, de la carne
desprenderle
de la aurora dislocada
cortésmente
se lo digo
los inmolados aquí
albergan prados
que muchos fueron tras él
que corrieron
pero no le alcanzaron
para que de aquí a la eternidad
no ande entristecido
*
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