Se puede confiar más en la cortesía que en las virtudes lacrimosas de la
compasión, la caridad y la sinceridad.
El juego limpio es más importante que la justicia en sí misma.
Las virtudes mayores muestran tendencia a desintegrarse
bajo las presiones de la racionalización conveniente.
Pero las buenas maneras son buenas maneras y siguen inmutables
en medio de la tempestad de las circunstancias.
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