28 de diciembre de 2013

Hennig y su chica lectora

 

Todo estaba bien en casa de Hennig, hasta que falló el trabajo, 
las facturas eran una pesadilla.
Cortaron la luz, se agotaron las baterías

Nadie reprochó a la chica que vendiera su cuerpo, eso sí,
añoramos su mano izquierda;
ella solía tener buena mano izquierda.