Una gallina y un cerdo paseaban por la carretera.
La gallina dijo al cerdo: “¿Quieres abrir un restaurante conmigo?”.
El cerdo consideró la propuesta y respondió:
“Sí, me gustaría. ¿Y cómo lo llamaríamos?”.
La gallina respondió:
“Huevos con beicon”.
Vamos a ver; en ese restaurante quieren
poner de menú huevos con beicón, resulta que la gallina pone huevos,
entonces dona una parte sí, una parte que es suya pero que le permite
seguir con su vida de gallina, coc ,coc, cooock, vale. La gallina pone
un huevo y luego cacarea, bien.
En el turno del cerdo, él tiene que donar también una parte suya, por ejemplo el beicón, o el jamón; véase pata, ¿no?, y claro con ese tajo, no puede seguir como si tal cosa, ¡coñis eso duele!... y esto no le implica simplemente sino que le compromete seriamente. La gallina se implica con su puesta de huevos y puede seguir implicándose muchas más veces, pero el cerdo si se compromete, lo va a hacer con parte de su cuerpo (qué ricas las chuletitas) y sólo lo podrá hacer una vez. Compromiso de por vida.
En el turno del cerdo, él tiene que donar también una parte suya, por ejemplo el beicón, o el jamón; véase pata, ¿no?, y claro con ese tajo, no puede seguir como si tal cosa, ¡coñis eso duele!... y esto no le implica simplemente sino que le compromete seriamente. La gallina se implica con su puesta de huevos y puede seguir implicándose muchas más veces, pero el cerdo si se compromete, lo va a hacer con parte de su cuerpo (qué ricas las chuletitas) y sólo lo podrá hacer una vez. Compromiso de por vida.